Disney compra Marvel

La gran noticia empresarial del año.
Así como la WB compro hace ya unos cuantos años a la editorial DC (y se mete en todas las adaptaciones cinematrográficas de sus cómics), ahora le llega el turno al viejo Stan.


The Walt Disney Company ha llegado a un acuerdo para fusionarse Marvel Entertainment en un intercambio de dinero en efectivo y acciones, según acaban de informar las dos compañías implicadas en una nota de prensa en la jornada de hoy.

Los términos del acuerdo se basan en los precios de las acciones a la hora del cierre de la sesión de bolsa del día 28 de agosto. Los accionistas de Marvel recibirán 30 dólares por acción en efectivo y aproximadamente 0'745 acciones de Disney por cada una que tengan de Marvel. En total, el coste de la adquisición ronda los 4.000 millones de dólares (más de 3 mil millones de euros).

"La transacción combina la fuerte marca global de Marvel y su reconocida mundialmente biblioteca de personajes, entre los que están Iron Man, Spiderman, los X-Men, el Capitán América, Los Cuatro Fantásticos y Thor, con las capacidades creativas de Disney, ofreciendo un portafolio sin parangón de propiedades en el campo del entretenimiento y una estructura de negocio que maximiza el valor de las propiedades creativas a lo largo de múltiples plataformas y territorios", ha dicho Robert A. Iger, presidente y director ejecutivo de The Walt Disney Company. "Ike Permutter y su equipo han hecho un impresionante trabajo al juntar ambas propiedades y han creado un valor significativo. Estamos encantados. Estamos encantados con traer todo este talento y valor a Disney."

"Disney es el hogar perfecto para la fantástica librería de personajes de Marvel dada su probada habilidad de expandir la creación de contenido y los negocios de licencias", ha dicho Ike Permutter, director ejecitivo del consejo de Marvel.
"Es una oportunidad sin parangón para que Marvel crezca a partir de su vibrante marca y sus personajes en propiedad, accediendo a la tremenda organización global de Disney y a su infraestructura en todo el mundo."

Bajo este acuerdo, Disney obtiene la propiedad de Marvel, incluyendo sus más de 5.000 personajes. Permutter suprevisará las propiedades de Marvel y trabajará directamente con Disney en las líneas globales de negocio para construir e integrar más todavía las propiedades de Marvel.

Estaremos muy atentos para ver que sale de la unión de estos dos gigantes del entretenimiento.

Profanadores de tumbas

"...¿No somos de carne y hueso? Es natural que nos rebelemos y horroricemos cuando se nos muestra la carne y los huesos en estado de corrupción y descomposición, con los gusanos pululando por debajo y por encima. Es natural que una historia que trata de un cadáver nos haga estremecer, nos llene de miedo y horror y repugnancia.

¿No somos descendientes de los bárbaros? ¿No habitamos durante un tiempo en altos y siniestros bosques, a merced de las bestias que desgarran y destrozan? Es inevitable que temblemos y nos rebajemos cuando tropezamos en literatura con sombras tenebrosas de nuestro propio pasado. Harpías y vampiros y hombres lobos... ¿qué son sino ampliaciones, distorsiones de los grandes pájaros y murciélagos y perros feroces que hostigaban y torturaban a nuestros antepasados?

Es muy fácil suscitar el miedo manejando tales medios..."


Frank Belknap Long
Mienbro del "Lovecraft Circle"



Este 20 de agosto se conmemora el natalicio de un grande del horror, Howard Phillips Lovecraft. Por tal motivo, les pedí a mis amigos bloggers afines a este escritor norteamericano, para crear virtualmente "La semana de Lovecraft"... o algo parecido.
Un amigo de la casa, Rodolfo Santullo, tuvo la gentileza de compartir con nosotros este aterrador cuento:


Profanadores de tumbas
Otra asombrosa aventura de Kaban, el hombre místico

El Ford T se detuvo frente al pequeño y descuidado jardín que bordeaba las rejas del cementerio. Era un coche con más de diez años de uso, descapotable y de un sucio color gris, pero sus ocupantes no eran acordes al automóvil, todos vestían con gracia y fineza, y por sus modos y costumbres, parecían sobrios caballeros y bella dama.
Del asiento del acompañante descendió Kaban. Era un hombre alto y atlético, más de metro ochenta de estatura y en perfecta forma física. Vestía de negro, una camisa de cuello Mao, pantalones y zapatos, más llevaba sobre su cabeza un primoroso turbante blanco, adornado con un rubí de gran tamaño.
Se detuvo frente al doble portón de hierro y lo encontró cerrado, miró hacía ambos lados, dentro del cementerio, sin ver a nadie.
--Es extraño,—exclamó—el cuidador dijo que nos esperaba casi a la medianoche.
Lentamente, sin prisas, sus tres acompañantes descendieron del automóvil. Del asiento trasero, bajaron un hombre mayor y una bella mujer. El primero, aparentaba unos sesenta años, era delgado y llevaba corto el pelo entrecano. Vestía con sobriedad, un traje marrón oscuro, y usaba gafas con montura de oro. A su vez, se apoyaba en un bastón con una bola de marfil en su empuñadura. Su compañera era su antítesis. Extremadamente hermosa, con no más de veinticinco años de edad, vestía un vestido de seda verde ceñido al esbelto cuerpo y adornaba su cabello, negro como el ébano, con dos largos broches de jade. Calzaba sandalias a la manera oriental.
El tercero de los compañeros de Kaban era un gigantesco individuo que parecía un soldado sin ninguna duda. Casi dos metros de estatura, más de ciento veinte quilos de puro músculo, una larga gabardina gris y una polera negra era su vestimenta. Tenía el pelo gris cortado a cepillo y en sus ojos brillaba una mirada de ojos glaucos, vacíos de toda expresión.
--¿Qué haremos?—preguntó el veterano--¿Nos vamos por donde vinimos?
--Una puerta cerrada no es problema,—respondió Kaban—tú lo sabes, Mendizábal.
Mientras decía estas palabras, apoyó una mano sobre la cerradura. La detuvo allí un momento y el hierro comenzó a ponerse al rojo vivo.
--¿Qué hace?—preguntó la muchacha.
--No en vano, mi querida Iris,—respondió Mendizábal—nuestro amigo se ganó el sobrenombre de “Amo del escape”. Supongo que no hay cerradura que se le resista.
En ese momento, como confirmando las palabras del hombre, la puerta se abrió silenciosamente.
El cuarteto entró sin una palabra, el cementerio estaba completamente a oscuras. Una fría brisa mecía las ramas de los cipreses y una espesa niebla no dejaba ver más allá de dos pasos.
--La garita del cuidador está a unos cien metros a nuestra izquierda.--indicó Kaban—Mendizábal, ve con Iris a ver que retrasó a nuestro cuidador. Yo exploraré un poco junto a Orozco. Iris, ¿qué dicen los espíritus?
La muchacha se apartó un paso, y pareció escuchar los susurros del viento.
--Nada bueno—replicó—dicen que nos espera algo que no está vivo ni muerto, más que es peligroso para ambos mundos.
Kaban asintió impasible a estas palabras. Al prolongarse el silencio, Mendizábal y la muchacha se internaron en la niebla.

Kaban se detuvo junto a una lápida desmoronada. Orozco, pocos pasos atrás, se detuvo al instante, sin perder de vista los senderos del cementerio. El doble portón de hierro aún se enmarcaba a sus espaldas.
Kaban se inclinó hasta casi tocar el suelo. Sus dedos recorrieron la negra tierra y, mientras se ponía de pie, siguió la venas del tronco de un ciprés cercano.
--Este árbol está muerto.—murmuró para sí mismo—Todo está muerto en este lugar.
El grandote no respondió o quizás no escuchó. Parecía perderse entre los murmullos del viento, Kaban lo imitó.
--¿Lo escuchas tú también, no es cierto?—preguntó—Alguien está cantando.
Los dos hombres retrocedieron silenciosamente hasta el portón. Allí esperaron.

La puerta de la garita estaba entreabierta. Con la punta del bastón, Mendizábal la abrió del todo, con precaución. El interior del lugar estaba vacío.
--Nada por aquí, nada por allá.—comentó con una sonrisa—Pase usted, milady.
La muchacha avanzó unos pasos dentro, más se detuvo de improviso. A un costado de una mesa, habían papeles tirados, un vaso roto y manchas oscuras en el piso de piedra.
--Mucho me temo que eso sea sangre,-- dijo el veterano—nuestro amigo el cuidador debe haber sufrido un… percance.
--Los espíritus dicen que están cantando… ¿quienes?—la muchacha una vez más se perdía en una conversación con el vacío. Se detuvo, abruptamente.
--Dicen que corremos peligro.—exclamó, mientras recorría con la vista el lugar.
Ambos se plantaron firmemente en el centro de la habitación. Sus miradas se centraron en un pequeño ventanuco, cuyos goznes rechinaban al moverse por el viento.
De pronto, dejó de moverse.
Dedos largos como garras, grises y marchitos, se introdujeron, como un enemigo, dentro. Una deforme cabeza comenzó a asomarse, cubierta de pústulas y costras de mugre. Finalmente, un redondo ojo amarillo parpadeó, y cruzó miradas con la pareja, que no había atinado a hacer nada.
Ninguno se movió durante unos segundos. Finalmente, Mendizábal, con una agilidad que desmentía el paso de los años, tomó un jarrón de encima de una repisa y lo lanzó sobre la incipiente cabeza, estrellándolo junto al marco de la ventana.
La cabeza desapareció al instante.
--¿Qué era eso?—preguntó Iris, con un temblor en la voz.
--No lo sé. Y la verdad es que no tengo ninguna prisa en averiguarlo.—respondió Mendizábal—Vamos querida.
Los dos salieron de la garita, Mendizábal empuñando fírmente su bastón y volvieron junto a la puerta.

Allí celebraron un breve coloquio, susurros perdidos entre la niebla.
--Hecho número uno:—decía Mendizábal—han desaparecido decenas de cuerpos de varios cementerios de la localidad. A mayor antigüedad de los camposantos, mayor es el número de tumbas profanadas.
Sus tres interlocutores escuchaban en silencio.
--Hecho número dos:--prosiguió el veterano—este cementerio, por tener casi tres siglos de edad, es el que más ha sufrido estos ataques. También es en el único que se han encontrado restos de los cadáveres desaparecidos, indicando que los profanadores son antropófagos.
Ninguna reacción a estas palabras, salvo una pequeña mueca de disgusto en Iris.
--Hecho número tres:-- concluyó Mendizábal—ante una completa ineficacia por parte de la policía, el ministro de Defensa nos a pedido investigar. Sin embargo, la cita concertada para esta noche en este lugar, no ha podido ser llevada a cabo a falta del cuidador, Dios sabe donde ha ido a parar.
A lo lejos, resonaron las campanas de una iglesia indicando la medianoche.
--Las doce,—sonrió el veterano—la hora de las brujas.
En el silencio consecuente, comenzaron a oírse, mezclados con el susurro del viento, suaves cánticos, hipnóticos y constantes, que parecían surgir bajo tierra.
--¡Cáspita!—se sobresaltó Mendizábal—Hasta yo los escucho ahora.
El canto se elevó, y las notas se hicieron más rápidas. Era un sonido que carecía de armonía y ritmo, era una cadencia, gutural e indetenible, que se volvía cada vez más cercana.
Iris comenzó a temblar.
--¡Ellos vienen!—gritó, los ojos en blanco.
Se hizo nuevamente un silencio. De repente, como si hubiera estallado algo, el suelo retumbó. De las criptas, panteones, incluso de las mismas tumbas, comenzaron a salir cientos de seres. Eran menos que humanos sin ser bestias. Seres tan despreciables que no habían sido aceptados por el reino animal. Esqueléticos y torpes, con algo bestial en sus movimientos, deformes, horribles, comenzaron a acercarse al portón, gruñendo y pegando alaridos.
--Ghules—exclamó Kaban, al verlos.
--Los devoradores de cadáveres—agregó Mendizábal—era evidente, una vez que lo piensas.
--¡Los espíritus dicen que son miles!—chilló Iris.
Sus palabras fueron ahogadas por una ráfaga de disparos. Orozco había avanzado unos pasos y de abajo de su gabardina, había empuñado una ametralladora Thompson, haciendo gala de gran puntería. Ante tal impulso destructor, los seres se detuvieron, siendo masacrados por el aluvión de balas, más el gigante no se detuvo. Continúo disparando, logrando transformar los amenazadores gritos de los ghules en chillidos de horror.
--Nunca hubiera creído que llegaran tan cerca del mundo civilizado.—comentó Mendizábal.
--Algo ha sucedido,-- respondió Kaban—nunca se han atrevido a tanto.
La cantinela de muerte seguía sonando. Orozco cambiaba los cargadores de la Thompson a medida de que se vaciaban y seguía ejecutando sin misericordia a los seres que aún no se habían decidido a huir. Los ghules se habían reagrupado en pequeños grupos e intentaban superar ese muro de plomo y muerte, pero a cada osado intento se encontraban con Orozco, quien rodeaba a sus compañeros como un sólido campo protector.
--¿No deberíamos hacer algo?—preguntó Iris—Orozco comienza a quedarse sin balas.
--Alcanzarán.—respondió Kaban—Mendizábal, en el auto, en la valija, tengo un libro, “Los fragmentos de Celeno”. Si no me equivoco, existen un par de fragmentos que nos servirían para esta ocasión.
--Más serviría “De vermiis mysteriis”, o aquella edición en latín del “Necronomicon” que se perdió hace un par de años.
--No me lo recuerdes.
--Lamento interrumpir—insistió Iris—pero realmente Orozco comienza a estar en problemas.
Efectivamente, la Thompson ya había dejado de disparar. Sin embargo, había hecho bien su trabajo. Apenas si quedaban media docena de engendros en pie, el resto, o yacía tirado destrozado en el suelo o había retrocedido bajo tierra nuevamente. Pero los que aún estaban enteros, percatándose de la situación del defensor, se lanzaron en un último y desesperado ataque. Orozco, al contrario de lo que se esperaba, corrió hacia ellos a su vez, empuñando dos enormes pistolas automáticas que salieron quien sabe de donde. Disparó a diestra y siniestra, haciendo blanco con cada una de las balas. Sólo dos de los ghules lograron evitar la lluvia de fuego. Uno de ellos comenzó a retroceder, aterrorizado, más el otro se agazapó y chillando agudamente, saltó sobre el hombre. Orozco lo recibió golpeándolo con la culata de una de sus pistolas y, una vez en el piso, le hundió el cráneo con otro poderoso golpe, dejando como resto un fétido cuerpo. El ghul restante tampoco logró escapar, ya que Orozco le acertó dos disparos cuando intentaba entrar en un panteón.
--En la valija está el libro, entonces.—repitió Kaban—Junto a mi espada.
--¿La traigo también?
--No será necesario.

Ahora se reunieron en la entrada del panteón por el que el ghul había intentado su infructuoso escape. Kaban probó el farol a mantilla que cargaba y ya lo dejó encendido. Se colocó un sacón de cuero negro, y llenó de velas los bolsillos del mismo.
--Esto será suficiente.—exclamó.
--¿Realmente no quieres que te acompañemos?—preguntó Iris.
--No, allá abajo sólo servirían de estorbo.—respondió secamente Kaban. Se guardó el libro bajo el brazo y, con un leve gesto de despedida, desapareció por la entrada del panteón.
--Ahora lo ves, ahora no lo ves.—comentó Mendizábal, con una mueca burlona.

La entrada ya era tan oscura como la boca de un lobo. Kaban descendió por una escalerilla metálica, escoltada a ambos lados por dos pilas de féretros agrietados. El fondo del panteón estaba cubierto de polvo y telarañas. Kaban lo recorrió cautelosamente, con mucho cuidado acerca de donde pisaba. Encontró una entrada, apenas si un agujero en el suelo, hacia el final. Se puso en cuclillas y espió dentro. No se veía nada, pero muy levemente, alcanzó a oír los cánticos, que comenzaban a repetirse.
Se dejó caer por la hendidura. Tocó fondo casi dos metros más abajo, donde a duras penas consiguió mantener el farol encendido, ya que no corría una gota de aire. Siguió el camino, que descendía más y más, sabiendo que cada vez encontraría menos oxígeno, a medida que avanzara. Los cantos se hacían más fuertes a cada paso.
Llegó hasta una cámara de unos tres metros de altura. Allí encontró restos de cuerpos, añejos la mayoría aunque alcanzó a distinguir un uniforme azul ensangrentado, propiedad del pobre cuidador seguramente, y pedazos de ataúdes. La única forma de seguir avanzando era arrastrarse por un túnel de unos escasos cuarenta centímetros de diámetro.
Se quitó el sacón y guardó una media docena de velas en su cinturón, a las que agregó una gruesa tiza blanca. También enganchó allí el libro. Se encasquetó firmemente el turbante y comenzó a arrastrarse, empujando el farol por delante. Se movió de esta manera durante unos quince metros, quedando cubierto de polvo y tierra, hasta que el farol se apagó de manera definitiva. Con un esfuerzo, logró dejarlo atrás y siguió avanzando en la más absoluta oscuridad. Los cánticos sonaban pocos metros más allá.
Finalmente abandonó el túnel, saliendo a una nueva cámara, esta vez de proporciones gigantescas. Todo el lugar estaba alumbrado por una sobrenatural fosforescencia. Kaban se pegó a una de las paredes, quedando prácticamente invisible, era tal su suciedad luego de haber recorrido tal camino. Logró trepar hasta una especie de meseta, desde donde dominaba la cámara, cuyas dimensiones no hacían más que ampliarse.
Un ritual se celebraba abajo. Un incontable número de ghules se entremezclaba al ritmo de los cánticos, en una demencial y desenfrenada orgía. Debían ser varios miles. Las paredes de la cámara estaban adornadas por símbolos desconocidos para la lengua humana y se habían practicado pinturas de extraños seres, horribles a la vista. Los cánticos cada vez ganaban más intensidad.
Kaban se desentendió del asunto. En esa misma meseta no tardó en dibujar un pentágrama en el suelo con la tiza, ubicándose él en el mismo centro. Aprovechando la fosforescencia, comenzó a buscar los pasajes útiles en el libro.
--Es inútil lo que hagas, brujo, sea lo que sea.—se escuchó una voz.
Kaban dio un salto y en su mano brilló una extraña roca, muy similar al rubí de su turbante. De entre las sombras surgió un ser. Era similar a los ghules, pero mantenía formas humanoides, tales como cabello, una mano casi normal, y una expresión humana en el rostro. Sin embargo, toda su piel parecía descascararse y tenía una desagradable tonalidad gris. Un asqueroso olor fétido precedía su presencia.
No hizo ningún ademán amenazador, más Kaban siguió manteniendo la roca en alto.
--Es la hora, brujo, la hora de que retomemos nuestro lugar.—continúo el engendro, detenido ahora en la penumbra.
--Tú no eres como ellos,-- replicó Kaban—tú fuiste humano.
--En poco tiempo sólo seré uno más, brujo.
--Peor para ti.—lo ignoró Kaban, dejando la roca en el suelo, le dio la espalda al ser y siguió leyendo el libro. El ser permaneció inmóvil.
--Arriba puedes ser muy poderoso, brujo, más aquí no eres nada.—agregó con una voz helada.
Kaban había encontrado lo que buscaba. Colocó las seis velas a su alrededor y las encendió, chisporrotearon un poco, más permanecieron encendidas.
--Domine bastardem prolis—la voz de Kaban se elevó por encima de los cánticos—Ignia amber dullen.
La fosforescencia creció en intensidad, abajo los cantos se habían interrumpido y el silencio era total.
--Shubb Niggurath acceptia mortis. Shubb Niggurath condetia mortis. Shubb Niggurath pretentia mortis.
Las seis velas flamearon, y sus llamas alcanzaron dimensiones impresionantes.
--Seis veces dicho. Seis veces atado. Seis veces condenado.—concluyó Kaban.
Las seis velas se apagaron al unísono.
Desde abajo se escucharon alaridos de furia y dolor. Los seres comenzaron a correr en todas direcciones, destruyendo las paredes de la cámara, acabando tanto con caracteres como con dibujos. Chocaban unos con otros, presa del más increíble frenesí. Era una vorágine de furia.
--¿Qué has hecho, brujo?—preguntó el ser todavía humanoide, quien no parecía compartir el estado de los demás ghules.
--Los he expulsado de manera permanente de este lugar,-- respondió Kaban—todos deberán partir ahora mismo.
--¿Por qué te niegas a aceptarlo, brujo? Esto es tan sólo el comienzo. Pronto seremos más, y regresaremos para reclamar el mundo que es nuestro por derecho.
--Allí nos volveremos a ver, entonces.
--Siempre habrá otros cementerios… y tú no eres inmortal.
--Cuidado. Ten en cuenta que sé quien eres y sé también quien fuiste. Me abstendría de proferir cualquier tipo de amenaza…
Esta última frase pareció afectar al ser. Cruzó miradas con Kaban durante un momento y finalmente se perdió en las sombras. Abajo el caos parecía haber terminado, los ghules comenzaban a perderse en centenares de túneles y grietas, dejando en el lugar a los caídos durante la revuelta. Parecían rígidos y mareados, chocaban aún unos con otros, ya sin violencia, y contra los muros. Pronto, no quedaba ningún ser en la cámara, ni a la vista.
Kaban echó un último vistazo al lugar, tomó la roca del suelo y la guardó, luego volvió a la superficie.
El ser humanoide volvió a la meseta. Contempló el túnel por el que Kaban había partido. Parecía pensativo. Finalmente, bajó hasta la cámara y se perdió por una grieta, siguiendo a sus compañeros.


Rodolfo Santullo
Ciudad de México
Marzo de 2002

Evolución Cómics Nº 7

Editorial Evolución Magazine #7

Por acá andamos nuevamente y para ser fiel a nuestra breve historia, hablando sobre un nuevo cambio. Un nuevo desafío, un nuevo emprendimiento.


Los pedidos para que volvamos a la "gratuidad" se sumaban día a día, pero nuestra primera experiencia, nos decía que no podíamos volver a ese punto bajo el mismo formato. La respuesta de los lectores lo amparaba, pero la respuesta comercial no. El apoyo a nuestro medio (tomo como principal referente dentro de nuestro contenido a los comics, que son estos nuestro motivo de existencia) no es acorde a los diferentes discursos de "apoyo a la cultura" que realizan grandes empresas. Para éstas, nuestro medio no generaba la recompensa necesaria, o no estaba a la altura requerida, para que seamos apoyados como producto cultural. Al fin y al cabo, para ellas siempre está el negocio en primer plano. En este punto debo, tengo la obligación, de hacer un paréntesis dedicado al apoyo que hemos recibido desde un comienzo, confiando plenamente en nuestro producto, por parte de Anteldata y la empresa de videojuegos Chitogames.

La expansión de internet en los hogares uruguayos hace de este soporte el medio más apto para la democratización de la historieta y el retorno a la gratuidad de nuestra publicación. Recurrimos a una herramienta elegida por reconocidas publicaciones mundiales para llegar a otro público en diferentes países: Scrubd. Nuestro principal objetivo no es llegar a otros países (claro que no deja de ser importante), sino y como lo dijimos previamente, que Evolución Comics vuelva a ser gratis. Pero también nos ayuda con un tema que nos causó problemas desde un comienzo: la llegada al interior. Bajo este formato, interior y capital cuentan con las mismas posibilidades de leernos.

Nueva propuesta y una lavada de cara.


Como habrán visto, cambiamos el diseño y el formato de tapa. Aplicamos un nuevo concepto en el contenido. Me refiero al planteo de un tema que abarque varios medios, y dedicarle una buena cantidad de páginas. Imagínense que temas que entren en este espacio hay muchos, pero el lanzamiento de Street Fighter IV nos dio pie para que sea nuestra primera incursión. Aprovecho para contarles que sumamos un nuevo columnista que nos dará una mano en la sección de videojuegos, quién se encargó de "la retro" de Street Fighter, a quién también lo encontrarán analizando alguno de los estrenos para PC.

Despidiéndome, resta contarles que para este año también nos planteamos el desafío de producir novelas gráficas y si todo marcha sobre ruedas, para "Continuará..." estaremos lanzando nuestra primera novela: "Gusanos y Mariposas". Las noticias sobre este tema, imágenes y adelantos irán apareciendo en nuestra web (http://www.edicionesec.com).

El Vasco
Director
e-caballero@adinet.com.uy



Evolución Magazine en la web.

Boliches y Perros

Viernes 7, 14, 21 y 28 de agosto.


Por tercera vez consecutiva se presenta Boliches en Agosto, ciclo de lecturas y música en el bar, matriz indiscutible de las letras, la política y la filosofía de nuestro país. Esta edición está dedicada a la figura de Juan Carlos Onetti.

Este evento tiene por objetivo la puesta en valor del “boliche” como espacio de tertulias e intercambio de ideas, que durante años albergaron generaciones intelectuales, políticos, filósofos y artistas.

Boliches en Agosto se realiza en distintos bares de Montevideo y este año participan once departamentos del Interior del país.


En el Bar Tasende

Invitado por el multifacético Rodolfo Santullo, me hice presente en el Bar Tasende (Ciudadela 1300), donde entre pizzas al tacho (la especialidad de la casa) y cervezas, pudimos disfrutar de una velada muy particular conducida por Jorge Daniel Díaz.

Sin saber muy bien de qué venía la movida hasta ese momento, Rodolfo fue invitado a leer uno de sus cuentos frente a un bar repleto de público. De entre un mazo de cuentos, eligió Perro Come Perro, teniendo en cuenta de que no podía excederse de los 10 minutos de lectura.

Finalizada la lectura, el jóven escritor cedió su lugar al polémico artista Dani Umpi, quien antes de comenzar, aclaró que sus breves cuentos tenían más de una década y que él no era muy bueno escribiendo... le tomamos la palabra. Con la bizarréz que lo caracteriza, Umpi se despachó con más de siete relatos que repasaban algunas de sus vivencias, todas ellas leidas como por un niño de 9 años.

Para cerrar la noche, Sara Sabah nos deleitó con su dulce voz por más de una hora, al ritmo del jazz, el bossa y la fusión.




Para quienes no pudieron disfrutar de la lectura, aquí los dejo...
Perro come perro
Autor: Rodolfo Santullo


Melilla huele a tierra. A pasto reseco. Al resultado de todo un día de sol volcado en una agobiante noche. Cantan los grillos como relevo musical de esas chicharras que no se callaron mientras la luz solar reinó entre estos terrenos cada vez más baldíos. Es casi medianoche y las calles están tan vacías como oscuras. Algún farol de mercurio ilumina cada tanto, así como algún peatón despistado mira asombrado mi Volskwagen pasar apretando el balasto. Pronto, sólo queda la luz del automóvil y amplios terrenos vacíos. Asoma alguna granja de cuando en cuando; y la luna escapa a los espesos nubarrones para mostrarme la tristeza de un campo árido y gris. Rebusco en la riñonera hasta encontrar otra vez el papel con la dirección. Quien me lo dio también dibujó un tosco mapa, incomprensible quizá hasta para él mismo. Mapa y dirección señalan una avenida y yo me niego a creer que la estrecha senda que a duras penas sigo merezca tal nombre. Me detengo a un costado del camino y prendo la luz interior del coche. Releo el papel. No hay más opciones que el camino que estoy siguiendo, y mi ruta ha sido tan recta y lineal que perderme parece imposible. Sin embargo, ya debería estar en mi destino y tan sólo estoy varado en el medio de la nada.
Obligo al Fusca avanzar a desgano, abandonando la banquina de pedregullo y agua estancada. Continúo adelante, sin demasiado entusiasmo. Los grillos se han callado hace rato y la ominosa noche parece querer tragarme. Tengo ganas de hacer sonar la bocina y así saberme no tan solo, o escuchar la radio, que sé descompuesta desde hace varios meses. Pero tan sólo sigo adelante.
Una luz rompe la monotonía negra. A un costado del camino hay una senda de tierra y un doble portón de madera. Un farol a mantilla cuelga de un largo palo a un costado del portón. Un hombre permanece recostado a los alambres que delimitan el terreno, sosteniendo distraídamente una escopeta de dos caños. He llegado a mi destino.
Mira mi Fusca con curiosidad. Es un hombre oscuro, de rostro como cortado a machete. Un sombrero le tapa la mirada. Hace un gesto vago e impreciso con la escopeta, señalando para adentro del terreno. Mientras me abre el portón susurra, confidente:
--Lo están esperando, periodista.
Una vez dentro, miro por el espejo retrovisor. El portero me saluda con la escopeta.

El reportaje de esta noche es algo especial. No todos los días se presencia una pelea de perros. Yo, por mi parte, jamás he visto alguna, salvo en alguna película. Y cubrir tal evento, ilegal por cierto, es algo tan insólito como inaudito. Sin embargo, he sido invitado con nombre y apellido. Me he granjeado un nombre como reportero “diferente” con varios asuntos delictivos, y mi tono imparcial y objetivo es respetado en el medio. Aún así, las razones de mi privilegio en esta noche son turbias. El Patrón ha aceptado mi persona sin peros, sin solicitarme límites, ni imponerme silencios. Tan sólo me ha hecho llegar una invitación verbal y el tosco mapa.
La reputación de El Patrón es legendaria. Vinculado anteriormente con la dictadura, hoy día se dedica a todo tipo de “negocios”. Una lista demasiado larga que aquí no merece espacio. Sólo puedo decir que una vez asistí a uno de sus combates de boxeo. A manos desnudas. El retador, un tal “Locomotora” Ortiz, terminó con conmoción cerebral. Se sacudía mientras lo sacaban en la camilla, espuma por la boca y espasmos en el cuerpo. Pregunté si lo llevaban a un hospital. Un tipo gordo, sentado detrás de mí, se río sonoramente. “Este pajero va directo al chiquero”, me respondió, mientras se guardaba el protector bucal de Ortiz como recuerdo. Después me enteré que el gordo tan sólo estaba siendo literal. Es así como El Patrón se libra de cualquier molesta evidencia.

La estancia es un solitario casco semiderruido a un par de kilómetros del portón que he dejado atrás. Estaciono el Fusca entre una docena de automóviles y camionetas, que aseguran la concurrencia de dicho evento. Matrículas de Montevideo, Punta del Este y Argentina. Evidentemente, hoy se celebra algún evento importante.
El Patrón me recibe en persona, flanqueado por dos corpulentos hombres, armados con escopetas iguales a la del portero. Nadie se sorprende de los hombres armados que caminan entremezclados con la asistencia rigurosamente masculina. Es El Patrón un hombre entrado en años, calvo, enjuto. En su cara llena de arrugas se destacan dos rasgos: los ojos negros hundidos en sus cuencas que parecen carecer de iris y ser sólo pupila, y el grueso bigote, negro como el cuervo, que tapa completamente su labio superior. Viste una camisa escocesa de brazos arremangados, con cuadros rojos y negros, unos pantalones pinzados de color caqui y mocasines marrones. Huele a sudor seco y tabaco, si bien parece no fumar o al menos no lo hace en mi presencia.
Bajo del Fusca que se pierde, modesto, ante la imponente compañía de los demás automóviles. Busco palabras apropiadas de saludo y me decanto por algo típico, sin gracia.
--Gracias por recibirme.
Mi voz suena cascada, mi garganta, seca desde que dejé Montevideo atrás, se carcome a sí misma, tragando una saliva que no tiene.
--Sí. –Contesta él sin mirarme siquiera. Su mirada vaga detrás de mí. Tanto El Patrón como sus dos guardaespaldas parecen concentrarse en el entorno. Lo veo respirar. Traga el aire con largas inspiraciones por la nariz. La boca, una línea apretada y fina supongo, es invisible bajo el bigote. Me siento lo suficientemente incómodo como para arrastrar estúpidamente los pies. Amago a caminar hacia alguna parte, si bien ellos no se mueven, ni parecen tener intenciones de hacerlo. Eventualmente, El Patrón parece abandonar su ensimismamiento. Me mira impasible, austero, indiferente. Comienza a caminar hacia el casco de la estancia. Los dos guardaespaldas me contemplan, inmóviles, hasta que lo sigo. Luego, nos escoltan a ambos de cerca. Tan cerca, que escucho sus profundas respiraciones mezclándose con la mía. Si El Patrón respira a la par nuestra, yo no lo escucho.
Me siento en la obligación de decir algo, de llenar con palabras el agobiante silencio que nos secunda, más pegado aún que los hombres con escopeta. El Patrón marcha adelante, abriendo paso entre los altos yuyos que rodean el edificio. Estamos bordeando la estancia.
--Desde ya quede tranquilo.—Comento.—No figurarán nombres ni lugares en el reportaje.
--Sí.—Repite él. Un solo y seco monosílabo, que parece cortar el aire. Busco desesperado decir algo, no sé por qué pero siento la necesidad de justificar mis nerviosos intentos de conversación. Algo tiene que hacer hablar a este hombre.
Llegamos atrás de la estancia. Un pequeño descampado, tierra seca cubierta de porquerías y desechos, sirve de antesala a un nuevo edificio. Todo el espacio está alumbrado por tres altos focos de mercurio. Una docena de grandes perros, pastores alemanes, mastines y algún gran danés, están echados en el suelo o se pasean lánguidamente sin prestar atención a los hombres que cruzan delante de ellos y entran en el edificio del fondo del terreno. Más indiferente es aún la treintena de gatos que pasean por el descampado, algunos de ellos acostado junto a los perros y particular atención despierta el siamés que porfía en atrapar la cola de un gran danés.
--Me extraña... —Digo, mientras intento abarcar con un gesto a los animales.
--¿Qué lo extraña?—Me interrumpe él, violentamente. Se detiene y su mirada me paraliza. Por primera vez, me mira directamente a los ojos. Inevitablemente, desvío la mirada. –Es todo cuestión de educación, amigo.—prosigue—Cuando se recibe la educación necesaria, todo queda claro, ¿estamos?.
No puedo contestarle. De entre los perros impávidos surge un Rott-Weiller negro como el carbón, que avanza con un trote corto y se detiene exactamente delante de mí. Me mira a los ojos y adivino los mismos ojos sin iris de mi anfitrión. Me estudia con detenimiento, sus músculos en tensión. La mandíbula entreabierta, los anchos dientes amarillos y un fino hilo de baba que oficia de cruce entre las fauces de la bestia. Un sudor frío se desliza entre mis omóplatos y la piel se me pone de gallina. No puedo ahora desviar la vista. El miedo a la muerte me hace contemplar a mi victimario casi con devoción.

• Ilustraciones realizadas por Ignacio Calero.

--Todo bien, Mimoso. Es amigo.—La voz de El Patrón rompe el sortilegio. Tanto el perro como yo soltamos el aire. Acto seguido, El Mimoso mueve el casi inexistente rabo con entusiasmo y apoya sus dos patas delanteras en mi pecho, demostrando ser casi tan alto como yo. En tal movimiento no existe ya ninguna animosidad y es pura alegría animal. A pesar de eso, no me atrevo a acariciarlo y me limito a dejarle hacerme todas las fiestas que quiera, intentando no trastabillar frente a su peso.
--No me gustaría ser enemigo.—Intento sonreír.
--Sí.—El eterno monosílabo vuelve a surgir como toda respuesta.
Con el perro corriendo alegremente alrededor de nosotros entramos al edificio que es nuestro destino. Es un alto y ancho galpón con un gigantesco pozo de concreto en el centro. Las paredes están con los bloques a la vista y alguna mano de cal a caprichosos intervalos. Unas veinte personas se reúnen junto al pozo. Este tiene unos dos metros de profundidad y se asemeja levemente a una piscina vacía, con tierra negra en el fondo. Los asistentes al evento me dirigen miradas hostiles. Salta a la vista de que mis motivos para estar aquí no son los mismos que los de ellos. Mientras trato de convencerme de que no fue un error venir, intento comenzar el reportaje.
--Espero no ser indiscreto... —esta vez me interrumpo solo. Simplemente no tengo el coraje para preguntar lo que tengo que saber. Es demasiado. Los perros. El pozo. Los hombres con escopeta. El Patrón. Me supera.
--Al grano, --El Patrón malinterpreta mi miedo con cortesía y me apremia rápidamente. --¿qué quiere saber?
Trato inútilmente de tragar saliva una vez más y prosigo.
--Sus problemas con El Lito...
Mis palabras quedan como sostenidas en el silencio. Los guardaespaldas cruzan una mirada ante el nombre pronunciado. Sin embargo, El Patrón responde casi con amabilidad.
--Ningún problema... está todo arreglado.
Se acerca al pozo de concreto y yo lo sigo. Su mirada se pierde nuevamente, esta vez en la tierra del fondo. Yo también miro la tierra seca y busco antecedentes de violencia en el pozo. No veo nada.
--De hecho... él trae el otro perro hoy.—agrega El Patrón luego de un momento, mientras mira hacia la puerta como esperando que sus palabras sean el pie de entrada de su antiguo contrincante.

El Lito es un caso de cuidado. Drogas, trata de blancas, conexiones en Barcelona y Milán. Negocios de alto vuelo. A simple vista, nada que lo relacionara con El Patrón, ya que deberían indefectiblemente moverse en diferentes esferas. Pero en un medio tan pequeño como Montevideo no tardaron en enfrentarse por motivos que nadie tiene del todo claros. Lo cierto era que sus problemas venían desde hace tiempo. Y entre ellos, había corrido mucho dinero y mucha sangre. Que estos problemas se hayan cuando menos aplacado es toda una novedad, que lamentablemente echa por tierra todo mi reportaje, ya que yo pretendía usar dicho conflicto como el nudo a partir del cual plantear todo este panorama. Aún así, siempre queda la pelea de perros.


Cuando la Pick Up estaciona frente al galpón, ya El Patrón y yo, junto con los eternos acompañantes con escopeta, estamos afuera. No somos los únicos. Todo aquel que estaba junto al pozo, sale a ver que ha traído El Lito. Lo primero que se escucha son los poderosos ladridos. El mastín ocupa casi toda la caja de la camioneta. De la parte delantera del vehículo baja El Lito y dos de sus hombres. Curiosamente, los tres llevan lentes oscuros, a pesar de la avanzada noche. El Lito no tiene aún cuarenta años. Es un hombre alto y nervudo. De tez oscura y pelo negro cortado muy corto. Viste un saco de color claro, casi blanco, con pantalones a tono. Pero lo que más llama la atención es su camisa, de color violeta y salmón con arabescos amarillos. A pesar del atuendo, desprende seriedad. Mira a su alrededor y no saluda. Nadie lo saluda a él tampoco.
Uno de sus hombres, un gordo de pelo largo, baja al mastín de la camioneta. Cuando el perro distingue a los gatos intenta por todos los medios lanzarse sobre ellos, pero el gordo sostiene fuertemente la cadena que lo sostiene por el cuello. Además, todos los perros del descampado parecen estar dispuestos a enfrentarse al mastín, y la noche se llena de furiosos ladridos. Son necesarios tres o cuatro hombres de El Patrón para tranquilizar a la jauría.

--Mis bichos se quieren entre ellos.—Me comenta El Patrón, haciendo caso omiso a El Lito, quien está parado junto a nosotros.—Para eso sirven los gatos. Ponen a tono a mis perros. Educación, ¿se acuerda?
No contesto y él no espera mi respuesta tampoco. Entramos de nuevo al galpón en apelotonado racimo: El Patrón y sus dos guardaespaldas, El Lito con los suyos, uno de ellos con el mastín, y en el medio de todos, yo. De alguna forma, El Mimoso ya está dentro del pozo de concreto. Todos los hombres vuelven a concentrarse alrededor del pozo, en riguroso silencio. La tensión pesa en el aire.

El gordo comienza a sacarle la cadena al mastín. Empiezan a correr las apuestas. Pero ni El Patrón ni El Lito prestan atención a nada. Se miran el uno al otro con detenimiento y comienzo a dudar que será de mayor importancia, si el cruento combate que se desarrollará entre los canes o la silenciosa reyerta entre los hombres.

El mastín salta al pozo, y con él, el publico estalla en un ensordecedor griterío. Los perros no pierden el tiempo en medirse. Al contrario de lo que yo esperaba, El Mimoso cobra ventaja enseguida, y muerde al mastín por el lomo. El mastín está desconcertado. El aire comienza a apestar a tufo de perro. Y a muerte.

El Mimoso muerde al mastín en la cabeza. El pellejo del perro se tiñe de sangre. El mastín deja de ladrar y gruñir para dejar escapar un sonoro gemido. Alguien lo putea desde el borde. El Mimoso muerde al mastín en el cuello. Da una corta sacudida y su boca se llena de la sangre enemiga. Alguien festeja. El Mimoso no tiene un rasguño siquiera. Todo ha terminado tan rápido que parece increíble.


El Lito comienza a gritar. Insulta al perro muerto, a El Mimoso, a sus hombres, a aquellos que ganaron con la pelea, a aquellos que perdieron. Pero yo no lo miro. Miro a los ojos a El Mimoso. La mirada del perro se cruza con la de El Patrón. Esa mirada de puras pupilas negras. Es un momento, un instante. El perro mira y comprende lo que su propietario le está pidiendo. Y salta afuera del pozo.

El Lito no logra girarse a tiempo. En todo caso, su movimiento contribuye a empeorar su situación. La mordida de El Mimoso es precisa como el corte de un cirujano. La garganta de El Lito se abre de lado a lado, y un reguero de sangre oscura salpica a todos. La sangre me baña y siento su sabor dulce. El Lito se desploma como un pesado fardo. Con el rabillo del ojo, veo como los hombres de El Patrón inmovilizan a punta de escopeta a los de El Lito. El gordo tiene medio caño de escopeta dentro de la boca. Gritan. Todo el mundo grita.

--¡Tranquilos, Che! ¡O van al chiquero también!
Trastabillo. Miro un momento a El Patrón, que me mira distraído. Luego apoya un pie sobre el cuerpo muerto de El Lito y lo hace rodar. El cadáver cae dentro del pozo.
Logro salir afuera. A la noche. Bajo las luces de mercurio. La arcada sube desde muy adentro de mi estomago y el vomito llena mi boca. Caigo de rodillas y el cuerpo se libra por sí mismo de su contenido. A pesar de eso, soy consciente de que El Patrón está detrás de mí. Lo escucho hablar, sobre el zumbido que llena mis oídos.

--Ponga todo en su reportaje, periodista. Para educar. La educación es lo más importante.
Mientras el horror llena mi cabeza, lo siento. Siento el cuerpo caliente que se recuesta en mí. Siento sus jadeos. Lo huelo. Y ya no sé que me revuelve más el estomago. Si el sabor de la sangre del hombre muerto en mi boca o que El Mimoso me hace fiestas de nuevo.

Montevideo
Noviembre de 2003

Este relato fue publicado en setiembre de 2006 por la editorial Artefato, en el libro "Perro Come Perro", que reune otros cuatro cuentos de Rodolfo Santullo.

También se hizo una versión en formato cómic, que fue publicado junto a otras historias, en el libro titulado "Crímenes" y editado por el Grupo Editorial Belerofonte en el año 2005.
Los dibujos estuvieron a cargo de Ignacio Calero.

Ciclo "Batalla del Río de la Plata"

El viernes 31 de julio, el guionista Rodolfo Santullo, el dibujante Matías Bergara, el coleccionista Gabriel Mainero (dueño de El rincón del Coleccionista) y el Arq. Eduardo Montemuiño, presentaron la conferencia y exposición "Los Últimos Días del Graf Spee", en el Museo Histórico Nacional Casa de Rivera.


El Ciclo de Conferencias y Exposiciones sobre la Batalla del Río de la Plata a los 70 años de los sucesos, propone nuevos análisis desde diferentes perspectivas para abordar este tema ubicado en la memoria colectiva de los montevideanos, los uruguyos y a nivel mundial con total vigencia.
El mismo conmemora los episodios que en diciembre de 1939 conmovieron a Uruguay y al mundo.

Muchos libros se han escrito sobre la Batalla del Río de la Plata y sus consecuencias bélicas, políticas, diplomáticas y humanas. Aún son tema de discusión y decenas de historias personales rodean este hecho cuando se vuelve a nombrar. Varias piezas del buque están a la vista en nuestra ciudad y cada vez que una de las piezas del Graf Spee o un documento sale a luz, se amplían las investigaciones y hay nuevos testimonios.


"Toda historia en cuanto no se base en evidencia contemporánea, es un cuento".
Samuel Johnson - 1773.


De la historia a la historieta

En diciembre del 2007, Rodolfo Santullo y Matías Bergara se pusieron a trabajar en un ambicioso proyecto editorial independiente: publicar una novela gráfica que se centrara en los eventos acaecidos durante los días que el famoso acorazado Graf Spee permaneció en territorio Uruguayo, en 1939.


"Los Últimos Días del Graf Spee" demandó casi 7 meses de arduo trabajo. La novela explora, en un ritmo ágil y tenso, tramas históricas reales y de ficción simultáneas. Los eventos asociados al acorazado en sí están construidos sobre una premisa de investigación y especulación histórica sobre los enigmáticos motivos que llevaron al capitán Langsdorff a nuestras costas, y a su barco al lecho de nuestro Río.

La novela está acompañada de documentación y mapas náuticos, y un notable prólogo del especialista en historia naval, el Dr. Daniel Castagnin. Estos elementos hacen también a Los Últimos Días del Graf Spee único en su especie en Uruguay. El libro ha sido un éxito de crítica y prensa en Uruguay y la región, especialmente en Argentina, donde la historia del acorazado cala hondo en las raíces de la memoria colectiva.

• Matías Bergara, Rodolfo Santullo y el Arq. Eduardo Montemuiño


Exposición

Por otra parte se expone el testimonio fotográfico de un testigo directo de los sucesos que ocurrían en nuestras costas en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Son las fotos de Ernesto Trambauer que con 14 años tomaba las imágenes que permiten ver de forma inédita los días finales del Admiral Graf Spee.


El trabajo de rescate documental fue realizado en acuerdo con el Centro Municipal de Fotografía de la Intendencia Municipal de Montevideo. Esta investigación permitió descubrir que algunas fotos se habían publicado en diferentes medios sin nombre de autor real bajo el nombre de otra autoría, con lo cual se recobrar la identidad del autor original y se enriquece el patrimonio fotográfico e histórico de los archivos municipales, que pronto estarán a disposición pública.

La exposición de los dibujos originales de la novela gráfica, las fotografías inéditas, la bibliografía y los documentos de la época, permanecerá abierta desde el 31 de julio hasta el 21 de agosto, en la "Sala Invasiones Inglesas" de la Casa de Rivera, de lunes a viernes de 11 a 16 hs. y los sábados de 12 a 16 hs.

Rincón 437 esq. Misiones - Tel.: 915 68 63

G.I. Joe: The Rise of Cobra


De las montañas de Asia central a los desiertos de Egipto, a través de las congestionadas calles de París y debajo de las capas glaciares del Polo Norte, la selecta unidad de agentes conocidos como G.I. Joe se embarca en una audaz misión para luchar contra el traficante de armas Destro y la misteriosa organización Cobra y evitar que hundan el mundo en un completo caos.


Envenenado

Cuando vi por primera vez el trailer oficial de la película me quedé envenenado, pero no por lo bueno que podía llegar a ser la primera adaptación a imagen real de mis héroes de la infancia, sino por el desatre que se vislumbraba. La sangre me hervía y no era por la gripe A H1N1.
La Torre Eiffel consumida por un ácido verde, Destro con rostro humano, supertrajes que magnifican las habilidades físicas, efectos especiales onda "Matrix"; todo lo bueno de los dibujitos animados destruido en un par de minutos.

Hablando sobre el tema con Andrés y Martín, mis amigos de la etapa escolar, mis amigos de toda la vida y con los que compartíamos las tardes viendo por Canal 4 las aventuras de este grupo de comandos mientras tomábamos Vascolet, maldecíamos al responsable de cometer semejantes herejías y haber borrado nuestros lindos recuerdos.

• Snake Eyes

A caballo regalado...

¿Pero qué pasa cuando uno tiene entradas gratis dobles para verla?
Lo único que se puede hacer es agachar la cabeza y apretar los dientes, como habría hecho Duke antes de enfrentarse a un grupo de soldados Cobra. Claro que él iba con algun que otro compañero de equipo y juntos encaraban las más arriesgadas misiones, así que yo tenía que llevar conmigo alguna víctima que padeciera la misma suerte que yo.
Mi amiga Hiedra Venenosa fue la elegida para esta dificil misión (en realidad el resto de mis amigos rechazaron la invitación por culpa del trailer).

• Shana 'Scarlett' O'Hara


Movicenter Montevideo Shopping
Sábado, 1950 horas.
Actividad Emo 95%, Floggers 97%, Planchas 100% (una misión dificil).

Comineza la película con las estrellitas voladoras de la Paramount Pictures y enseguida unos rayitos blancos y celestes forman el logo de la HASBRO, la segunda fábrica de juguetes más grande del mundo y dueña de G.I. Joe.
Así que pensé, si los tipos están metidos en esto, supongo que cuidarán su producto, por lo menos con el único fin de poder seguir vendiendo más figuras de acción.
Para rematar los títulos iniciales aparecen los nombres de Stuart Beattie como guionista y Stephen Sommers como director, uno responsable por los guiones de Piratas del Caribe y el otro por haber reflotado el género de aventura con la saga La Momia.
Bueno, en este momento mis esperanzas de ver por lo menos una modesta película de acción y aventura, comenzaban a tomar fuerza.

• La Baronesa (mujer mala si las hay)

GI Joe is there.

Una buena sorpresa me llevé cuando ante mis ojos tenía a los auténticos G.I. Joe, tal y como los recordaba desde hace más de 20 años, con todos los detalles y que la película no tenía nada que ver con el trailer. Todos los Joes tenían los mismos nombres, personalidades y las especialidades militares. Obviamente que no puedían aparecer todos los personajes, pero los más importantes estaban allí junto a los vehículos de guerra más sofisticados del mundo (incluido el avión Raven de Cobra). La Hasbro cumplió su cometido a diferencia de muchas otras compañías que prostituyen a sus personajes con tal de hacer una película y juntar dinero... incluidas la DC y Marvel.

Por supuesto que al tratarse de una película y no de un dibujito de 20 minutos, Beattie y Sommers tuvieron que agregarle clichés para darle más profundidad y dramatismo.
Así nos encontramos con cuatro histórias clásicas para ir llenando los espacios de tiempo entre las trepidantes escenas de acción (siempre quise usar el término trepidante):

• "Chico bueno se enamora de Chica mala"
• "Chico Chistoso se levanta a la Chica Seria"
• "Chicos que se criaron juntos, ahora son enemigos a muerte" y
• "Hombre Malo es tricionado por Hombre Malo-Malo"

Pero luego de dirigir varias películas de acción, Sommers tiene la experiencia suficiente para llevar a los Joes a buen puerto, con unos combates claros y precisos y con una excelente utilización de unos efectos 3D muy reales. De sus películas anteriores también se trajo a Brendan Fraser (que interpreta a Gung Ho en un cameo) y a Arnold Vosloo (La Momia), que interpreta al despiadado mercenario Zartan.

Finalmente nos fuimos del cine con una grata sorpresa, ya que como dije antes, la película no tiene nada que ver con el trailer y sí mucho con los dibujos de la década del 80; además ya quedó la puerta abierta para que comience una nueva saga.
G.I. Joe es la mejor adaptación del año (de muchos años) y deja a los Transformers de Spielberg y Bay como si fueran Utlratom y las marionetas de Víctor peleando por lo chupetes (en realidad Utlratom se transformó en un medio tanque para chorizos).

Así que si tu eras fanático de la serie (esto es para vos Santullo), no dejes de ver esta película que es adrenalina pura.


Bonus track - Banda Sonora XI

Aquí les dejo una nueva Banda Sonora Original para que disfruten con un simple click. Está compuesta por Alan Silvestri, quien también realizó las bandas sonoras para The Mummy Returns y Van Helsing, dirigidas por Stephen Sommers.

Anteriormente acompañó musicalmente al director Robert Zemeckis en sus films más importantes: la saga Back to the Future, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? , Contacto, Forrest Gump, Cast Away y The Polar Express (las 3 últimas protagonizadas por Tom Hanks).

¡Disfruten!

Detrás de la película

G.I. Joe es una línea de figuras de acción concebida por Stanley Weston, quien tuvo la idea de crear unos muñecos militares enfocados a los chicos, que pretendían emular el éxito de Barbie entre las chicas. Originalmente pensada para ser la línea de figuras del show televisivo del propio Weston, la idea acabó atrayendo a la compañía juguetera Hasbro, que vio potencial en el proyecto, e inspirándose en el éxito del filme de 1945 The Story of G.I. Joe, la empresa decidió bautizar su idea con el nombre genérico de "G.I. Joe".

G.I. Joe: A Real American Hero (1982-1994)

Después de algunos años de ausencia en las jugueterías y animados por el éxito de las figuras de acción de la película Star Wars, G.I. Joe fue reintroducido por Hasbro en el formato de 3 3/4" (9,52 cm). Las primeras figuras presentaron un equipo de soldados de élite totalmente articulados, que podian adoptar cualquier pose.
Uno de los mayores atractivos de estas figuras era que cada una de ellas representaba un personaje individual, con su propio historial reflejado en una ficha personal. Como antagonistas de este equipo de élite, se introdujo la organización terrorista Cobra para que sirviera de contrapunto a los "héroes americanos".

Los juguetes vinieron acompañados de una fuerte campaña publicitaria y contaron con el soporte de dos series de animación que se emitieron por todo el mundo. Además, la editorial Marvel publicó, desde 1982 un cómic dedicado a los personajes. Guionizado en su totalidad por Larry Hama, autor también, entre otros, de numerosos cómics del superhéroe mutante Wolverine, constó de un total de 155 números y varias series paralelas relacionadas.

La línea duró hasta 1994, produciéndose cientos de figuras y vehículos que se iban renovando cada año con nuevos personajes o versiones de los ya existentes, tanto de G.I. Joe como de Cobra.


Nostalgia escolar



GI Joe Theme Song

GI Joe - A Real American Hero (Mass Device) 1983
Music & Lyrics by: Ford Kinder & Spencer Michlin


Yo Joe!
He'll fight for freedom where ever there's trouble.
GI Joe is there.
It's GI Joe against Cobra and Destro
Fighting to save the day.
He never gives up.
He's always there,
Fighting for freedom over land and air

GI Joe- A real American hero
GI Joe is there

GI Joe is the codename for American's daring, highly trainedspecial mission force. It's purpose, to defend human freedom against Cobra-a ruthless, terrorist organization determined to rule the world.

He never gives up.
He'll stay til the fight's won.
GI Joe will dare.

GI Joe- A real American hero
GI Joe

http://www.gijoemovie.com/

• Este post está dedicado a mis amigos Andrés y Martín.

Planeta Hulk salta al DVD


Más sorpresas nos ha dejado el último San Diego Comic-Con, que a esta altura ya es tan popular como Montevideo Cómics.

Muchos son los proyectos audiovisuales en los que están enfrascadas las diferentes ramas de Marvel Enterprises. El más importante de ellos es la adaptación animada de Planet Hulk, que por lejos es una de las mejores historias creadas por Marvel en los últimos años y que saldrá directo al DVD y Blu-Ray.
Planet Hulk está coproducida por Marvel Studios y Lionsgate y se distribuirá a partir de febrero de 2010. ¡Preparen la "mula" o similar! (¿apología?)





Planeta Hulk, el cómic (2006-2007)

La historia está escrita por Greg Pak y dibujada por Carlo Pagulayan y Aaron Lopestri, con portadas del mexicano José Omar Ladrönn. Planet Hulk está dividida en cuatro capítulos: Exilio (4 partes), Anarquía (4 partes), Lealtad (4 partes) y Armagedón (2 partes).

Bruce Banner ha temido por mucho tiempo el potencial de su alter ego, el increíble Hulk, de convertirse en el monstruo mas poderoso de la Tierra. Así que cuando ve la posibilidad de usar la fuerza de Hulk para algo positivo, Banner acepta la misión de S.H.I.E.L.D. para salvar el mundo de ser destruido por un satélite de inteligencia artificial que se ha vuelto rebelde. Pero cuando la misión fue completada, Hulk se dio cuenta de que un grupo de superhéroes, incluyendo a Reed Richards, Ironman, Dr. Extraño, y Rayo Negro (Los Illuminati), crearon un plan para exiliarlo de la Tierra, enviándolo a un idílico e inhabitado planeta donde, Reed le prometió: "no habrá nadie allí para herirte y nadie al que puedas herir".

Incredible Hulk vol.2 92-95 USA

¡Aquí empieza la más espectacular aventura jamás protagonizada por el Goliat Verde! ¡Llega “Planeta Hulk”! Escrito por Greg Pak, el guionista de La Canción final de Fénix y con portada del artista de culto José Ladronn.

Ahí los nativos (unos extraterrestres con 6 brazos parecidos a insectos) lo atacaron para llevárselo a su colonia y satisfacer el hambre de ésta. Hulk es llevado a la Magna Arena donde peleó contra un Caravanthus Mazorus (una especie de pulpo de tierra muy temido en ese planeta), pero finalmente con la ayuda de un nativo llamado Miek, lo vence.

Incredible Hulk vol. 2, 96-99 USA

"Anarquía"
¡La destrucción continúa! El Goliat Esmeralda, junto a un puñado de gladiadores procedentes de los más diferentes lugares, ha conseguido escapar de la Magna Arena y ahora todo el Ejército Imperial le persigue.

En el mundo de Saakar el nombre de Hulk se ha dado a conocer y varias revueltas se han llevado en su honor. Para reagruparse regresan a las Fauces donde Hulk libera a los esclavos de su disco de obediencia. Ataca a unos guardias pero es una trampa por lo que les tiran una montaña encima Hulk y Korg. Después unos nativos le ofrecen a Hulk unirse a las revueltas pero no acepta. Miek aceptando una propuesta de sus hermanos se convierte en capullo para sufrir una metamorfosis convirtiéndose en Rey de su colmena.


Incredible Hulk vol. 2, 100-103 USA

"Lealtad"
La segunda parte de la más compleja saga jamás vivida por el Goliat Esmeralda. ¿Será Hulk el destinado a salvar su nuevo planeta de los peores enemigos o el destino le guarda el papel de gran destructor? ¿Y cómo se han tomado lo ocurrido los mejores amigos de Hulk?

Incredible Hulk Vol. 2, 104 y 105

"Armagedón"
Hijos de Sakaar, recordad sus nombres. Son Korg, Miek, Hiroim, Elloe, Caiera y la Criatura de El Nido. Son los aliados de la Cicatriz Verde, y los mejores amigos de Hulk. ¿Quién vivirá? ¿Quién morirá? ¿Y quién jugará un papel fundamental después de que el Destructor de Mundos revele su verdadero rostro? ¡La historia que desencadenará World War Hulk comienza está aquí!

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