Cuenta la leyenda que unos pocos, pero bravos charrúas, se enfrentaron a todo un continente y les ganaron con la clásica "viveza criolla". No eran 300, eran 3.000.000 las almas que gritaban de alegría ante la memorable hazaña celeste.
¡Muchas gracias muchachos por llenar de gloria mi arácnido corazón!
Epopeya: en un partido de locos, Uruguay logró la hazaña
Por Claudio Mauri - Enviado especial La Nación
JOHANNESBURGO.- Un país que no llega a los tres millones y medio de habitantes amargó a todo un continente. Uruguay se transformó en el ogro de África, le quitó la ilusión y le robó la alegría. Otra vez, como hace 60 años en el Maracaná, unos centenares de personas celebran a costa de la decepción de millones. Ese es el sentido de la epopeya futbolística que predica Uruguay. Con el ya lejano 3 a 0, la Celeste había dejado herida de muerte a Sudáfrica, primer país organizador de un Mundial que no supera la etapa clasificatoria. La gran mayoría de las 84.000 personas que ayer estuvieron en el Soccer City se volcaron a favor de Ghana, el único representante de África con posibilidades de cambiar la historia y alcanzar por primera vez las semifinales. Ghana fue local en un país que no era el suyo, pero que lo acogió con el suficiente afecto como para sentirse el depositario de una causa transnacional.
Después de 120 minutos y la tanda de penales, el visceral grito de "¡Vamos, Uruguay!" tapó a las ensordecedoras vuvuzelas. A los africanos no les quedaba aliento ni para suspirar, mientras todo el plantel y el cuerpo técnico uruguayo armaba una celebración bien rioplatense, de saltos y cánticos, junto a los 2000 uruguayos que estaban en la platea baja. En el Soccer City no se vivió el drama brasileño del Maracanazo, pero la garra charrúa convocó a los viejos duendes, pidió que le prestaran atención como hacía mucho tiempo no ocurría. Si, en definitiva, el candombe tiene raíces africanas, y en América del Sur no hay país que lo lleve más adentro que Uruguay.
El seleccionado de Tabárez ya se sentía con buena estrella en este Mundial. Incluso antes de conseguir esta inolvidable clasificación a las semifinales después de 40 años, trajinados entre épocas de ausencia y de tirón corto. Intuía que algo importante, capaz de movilizar las pasiones y los sentimientos, se estaba gestando. El equipo se iba encontrando y el espíritu crecía. Después de mucho tiempo había frenado esa dinámica declinante y sensación de pesimismo. Nunca perdió el orgullo, pero sí pasó varios años con la confianza en baja y desgastado en pleitos internos. Uruguay no se ponía de acuerdo y vivía evocando hazañas y rumiando por el presente. Agotado en su pequeño microcosmos futbolístico, ese mismo que décadas atrás le dio credenciales en el escenario internacional.
Desde ayer puede decir que dio una vuelta de página. A su estilo, a su manera, con ese sentido de la épica que le viene de antaño. En el fútbol, todo puede pasar. Nada puede darse por descontado. El emocionante partido de ayer lo ratificó. Mucho de lo que ocurrió excede la crónica deportiva. Es material de cuento, de piezas literarias. Explicarlo de manera cartesiana es despojarlo de lo más sabroso, de lo insólito, de lo increíble.
Un jugador que se va expulsado se transforma en salvador, en héroe. A Uruguay le pesaban las piernas, pero le respondía el alma. El último esfuerzo en ataque lo hacía Ghana; la entrega sin claudicaciones en defensa la corporizaba Uruguay, que había visto cómo sus mejores momentos (los primeros 25 minutos, buena parte del segundo tiempo) no le alcanzaban para ir más allá del empate. Iba el minuto 120, y ambos equipos se habían vaciado, habían jugado con gran dignidad.
Vino un tiro libre a favor de Ghana en forma de centro desde la derecha; en el área de Uruguay se produjo algo parecido a una revolución, con centro en una pelota ingobernable y un montón de jugadores dudosos de estar ocupando el lugar adecuado. Uruguay tenía uno sobre la línea del arco, no enviado precisamente por el Maestro Tabárez, sino más bien por Dios. Era el centrodelantero Luis Suárez, al que el imprevisible arquero Kingson (se podía esperar de él la atajada más milagrosa como el error más burdo) le había tapado no menos de cuatro remates de gol. Con Muslera fuera de acción, deambulando en una montonera de jugadores, Suárez primero rechazó con las piernas un remate de Appiah. La pelota le cayó a Adiyiah, que definió alto, como para eliminar la oposición de Suárez, que quizá comprendió que para que Uruguay tuviera la posibilidad de seguir él debía sacrificarse. Y lo hizo: metió las manos para despejar el tiro. Penal y expulsión. Penal y se terminaba el partido porque ya se estaba en tiempo de descuento del suplementario. Para ejecutarlo se paró Gyan, que había convertido dos penales, ante Serbia y Australia. Un delantero temible, poderoso, que se había fajado como el que más para conseguir el gol en la hora y media que había quedado atrás. Lo tenía a su merced, pero el tiro dio en el travesaño y salió.
• ¡¿Quién, yo?!
Uruguay llegaba a la definición por penales con el entusiasmo de un resucitado. Tenía otra vida, mientras a Ghana no le alcanzaría el breve descanso para hacer terapia de recuperación. Ya se había empezado a ir del Mundial. El fútbol tiene tantas vueltas que muchas veces es cruel: Gyan disparó el primer penal y lo convirtió con una seguridad y precisión que no parecía el futbolista que cinco minutos antes había desperdiciado una ocasión histórica.
"Uruguay tiene dos milagros: el fútbol y la literatura..."
El arquero Muslera, que había terminado con los guantes calientes por las arremetidas de Ghana, empezó a leerles las miradas a los apesadumbrados africanos. Sobre todo, las de Mensah y Adiyiah, a quienes les adivianó la intención con dos estiradas a su izquierda para desviar sendos remates. Y llegó Abreu, justo un trotamundos del fútbol para hacer un gol en uno de los pocos puntos geográficos que le faltaba. Seguramente Kingson no tuvo un asesoramiento como Lehmann en el Mundial anterior frente a la Argentina. Nadie le avisó que a este uruguayo desgarbado le dicen Loco , entre otros motivos, porque se le ocurre "picar" la pelota en un penal. Y no le importa que sea el decisivo de un partido histórico. La pelota ingresó mansa y remolona por el medio para desatar el alocado festejo uruguayo. Atrás habían quedado el golazo de tiro libre de Forlán y el temperamento general para absorber la adversidad de no tener a la pareja central titular (no estuvo el lesionado Godín y Lugano salió con la rodilla afectada en el primer tiempo). Uruguay también se había quedado sin Suárez y Lugano, dos fijos para los penales. La clasificación tenía algo de milagroso. Alguna vez lo dijo el escritor Eduardo Galeano: "Uruguay tiene dos milagros: el fútbol y la literatura. ¿Cómo puede ser que un país que tiene la población de un barrio de Buenos Aires o San Pablo haya ganado dos campeonatos olímpicos y dos mundiales? Es inexplicable". Tanto como que también haya enmudecido al bullicioso continente africano.
Para Uruguay, fue el debut en los penales. La de ayer fue la primera definición por penales que afrontó Uruguay en la historia de los mundiales. Sólo había disputado dos tiempos suplementarios, con un triunfo (1 a 0 a la Unión Soviética en 1970 por los cuartos de final) y una derrota (4 a 2 ante Hungría, en 1954, por las semifinales).
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1281271
Upgrade - 06.07.10:
Con ritmo perfecto: Holanda llegó a la final, pero nada empaña el esfuerzo uruguayo
11 comentarios en la red:
Estabas desaparecido! Qué bueno tenerte de regreso... =)
El partido con Ghana fue uno de los momentos deportivos más emocionantes que presencié en mi vida.
No agrego más, porque estoy escribiendo un post ;)
Saludos!!!
Volví Martín, volví como si fuera Fucile después de quedar K.O. en el primer tiempo contra Ghana.
Después me doy una vuelta por 10denoviembre para ponerme al día con todos tus posts.
Un gran abrazo.
Este ha sido un gran mundial para Uruguay, realmente han jugado muy bien, y me han divertido esos partidos, en serio.
Vaya forma de volver Peter, XD
See ya!
¡Epa, tas pasado de friki... hablando de fóbal!
Infartante partido... lo vi con un puñadito de uruguayos en medio de la loma del joraca, en Purmamarca (¿a qué no saben dónde queda, jeje?) ¡Tremenda emoción!
Tom/Shine, para nosotros como uruguayos, estos partidos los hemos vivido con mucho sufrimiento. No te imaginás la cantidad de medicamentos contra la afonía, la ansiedad y los relajantes musculares que se han vendido, ¡en serio!
Muchas gracias por todo y el sábado nos coronamos 3ros.
Andrea, creo que este fue mi post más friki, yo no estoy ni ahí con el fóbal, pero este mundial celeste me hizo brotar lágrimas (Carola no lo podía creer).
Seguí disfrutando de tus merecidas vacaciones y traenos muchas fotos.
ehmmmmmm... me equivoque de blog?
nop, arriba dice blog de peter... raro...
yo descargue mis emociones durante partidos en twitter, es lo que hay
saludos
La verdad una muy buena crónica, mejor que las que he oído de los periodistas profesionales. No se si mejor pero me gustó mas.
Que bueno ya encontré la letra chiquita para poder comentar. :D un abrazo y nos estamos viendo
Hey Peter, no habia visto tu post y veo que en algo sintonizamos ademas de los comic jejeje. Sin dudas este fue un pertido infartente y que nos hizo sentir bajoneados y euforicos en pocos minutos. Es increible qlo que puede mover el futbol cuando es a lo grande.
Hoy el mundial terminó pero a pesar de que este partido ya quedó atras, no quiero dejar pasar que la viveza criolla nos salvo, por milagro, de una jugada viciada de nulidad como el tiro libre y los jugadores fuera de juego en los tiros al arco.
Saludos
Aguante la celeste jejeje!!!
Hola FeR, es cierto lo que decís, no se parece a un post de Peter Parker... como tampoco nuestro seleccionado celeste se parece a los muertos de los mundiales anteriores.
Besos.
Marcel, esta crónica escrita por un periodista argentino tiene la perspectiva justa y con los condimentos indispensables, sin caer en ninguna subjetividad futbolera criolla.
Te mando un saludo vulvano \V/
Corto, la viveza criolla no nos abandonará nunca y eso es dificil de entender para los europeos.
No me importa el resto de la campaña celeste, en mi corazón solo voy a atesorar este heroico partido, digno de una epopeya espartana.
Un abrazo.
Aguante El More ;)
HERMOSO!!!!!!!!! Esa nota es hermosa... Casi me pongo a llorar de la emoción cuando la leí... Y eso que el fútbol no es lo mío... Empecé el mundial creyendo (como casi todos, supongo) que no íbamos a pasar ni a 8vos de final... Y oh! sorpresa: no sólo pasamos sino que clasificamos primeros de serie... pero a mi la emoción no me llegaba... Y cuando al fin llegó tuve que sufrir estos p... penales... Ganamos con un perfil tan bajo que aún estamos por creernos lo que pasó...
Me pasé media vida escuchando a mi abuelo contar las anécdotas del Maracanazo, y ahora también yo voy a tener anécdotas que contar como la mano de Dios de Suarez (título que a Maradona ya nunca le va a volver a quedar); los golazos de Forlan desde fuera del área, Lugano corriendo con la rodilla hecha puré al ir a festejar el triunfo contra Ghana, y esa foto final de los 23 orientales en la semifinal contra Alemania...
No llegamos a la final, no ganamos ni el premio consuelo del tercer puesto, pero quién les quita lo bailado? Quién les quita decir que fueron la selección nacional que, por un ratito, nos devolvió la ilusión de la garra charrúa? Ni los gaita celebraron tanto como nosotros y eso que ellos salieron campeones... Lo que hubiera sido este jolgorio de haber salido campeones: una semana de festejos y feriado nacional...
Salú Celeste!
Publicar un comentario