Los ganadores fueron:
Primer Premio, “Esberj, en la costa”, con dibujos de Matías Bergara, y adaptación de textos de Rodolfo Santullo.
Segundo Premio, “Un sueño realizado”, autor Renzo Vayra.
Mención a la historieta titulada “Matías el telegrafista”, de Alejandro Rodríguez Juele.
Mención a la historieta titulada “Mascarada”, de Aldo Pérez y Daniel Morales.Mención a la historieta titulada “Mascarada” de Fabio Pérez Soares.
El Jurado que estuvo a cargo de este concurso lo integraron: Alicia Migdal, Gabriel Lagos y Ombú.
Luchando por un libro
Hasta la entrega de premios la ceremonia venía bien, pero a la hora de entregar libros en forma gratuita, la cosa cambió por completo y el CCE se transformó en una jungla repleta de fieras tratando de atrapar a su presa. Era "Matar o Morir".
En medio de esa vorágine, una pobre ranita luchó con todas sus fuerzas para conseguir uno de los codiciados libros, pero no pudo lograr tal cometido... pero la verdadera historia de terror aun estaba por comenzar.
• Todos sonrien felices por haber conseguido un libro...
todos menos la pobre ranita de remera negra.
La venganza será terribletodos menos la pobre ranita de remera negra.
Todos estos contratiempos generaron la ira de la ranita. Problema.
La gente del MEC no sabía con qué criatura se habían metido, ya que nuestro amigo Nicolás Peruzzo es una ranita que escapa al concepto clásico de batracio y que en realidad es un demonio anfibio, como los que dibuja Mignola.
Lo único que lograron fue que Nico pusiera patas (membranosas) a la obra y plasmara su furia reprimida en una historieta titulada, "La Ranita y el libro de Onetti", la cual pueden descargar directamente de su blog.
Su historieta tuvo una repercución mayor a la esperada y llamó la atención de algunos medios noticiosos locales.
Una rana ante la burocracia
Artículo de Matilde Martí, publicado en el portal de noticias 180, sobre La Ranita y el libro de Onetti:
Lejos de la ficción que creó en los Relatos de Ciudad Fructuoxia, esta vez Nicolás Peruzzo usó su lenguaje preferido -el cómic- para ilustrar una experiencia que vivió ante los mostradores del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). El dibujante se encontró con una extensa y hasta ridícula burocracia para poder adquirir un libro donde se reúnen los trabajos ganadores del concurso de historietas de Onetti. Nunca recibió respuestas a sus reclamos "por derecha" y, por eso, su catarsis se convirtió en un cómic: “La ranita y el libro de Onetti”.
Todo empezó un viernes de diciembre, en el Centro Cultural de España, cuando se presentó el libro que recopilaba los dibujos ganadores del concurso de historietas de Juan Carlos Onetti. Peruzzo fue a le ceremonia, pero allí no pudo obtener el libro.
Su interés no es sólo la de un fanático del rubro, o la de un curioso. Peruzzo es historietista en la ediorial Ninfa Comics y hoy en día está en negociaciones con Agadu para editar un cómic basado en un cuento de Onetti. Dice que obtenerlo sería “de vital importancia” por dos razones: como guía para la futura publicación y también para mostrarse “ante ciertos sectores que aún son reticentes a concedernos los permisos de publicación, por creer que el género de historieta no respeta el estilo del autor”.
Si bien varios conocidos le habían dicho que podría conseguir la publicación con sólo ir al Ministerio, él prefirió llamar para informarse. “Me dijeron que tenía que escribir un correo electrónico fundamentando las razones de mi interés por la publicación”, contó a 180. “Esto me sorprendió, pues ninguna de las personas que obtuvieron el libro debieron explicar absolutamente nada”. Pero reiteró su afán de “hacer las cosas por derecha” y escribió el mail.
Pero la contestación no llegó y, entonces, Peruzzo decidió ir hasta el MEC. "Como dentro del MEC mi queja no tuvo ninguna consecuencia, decidí usar mi medio de expresión para reírme, y hacer que otros se rían, de lo que me sucedió".
En el Ministerio vivió lo que define como “un desagradable encuentro”. Su relato señala que se dirigió a la oficina que le indicaron, golpeó la puerta dos veces sin conseguir respuesta y en ese momento se cruzó con una persona, a quien le preguntó si la oficina estaba vacía. Ese hombre, a quien en la historieta lo representa como un conejo, le respondió “amablemente”, contó: “me dijo que no y me abrió la puerta invitándome a pasar”.
En ese momento comienza el “desagradable encuentro”.
En la oficina había una funcionaria, a la que Peruzzo ilustra como “un caracol baboso y viscoso”. El dibujante enfatizó en que esta elección “en ningún momento es una burla al aspecto físico de la funcionaria, sino que decidí utilizarlo a raíz de la actitud que tuvo conmigo”. “Creo que la legitimidad de mi reclamo se caería a pedazos si haga algo tan barato como denostar a una persona por su apariencia física”, argumentó.
Esa funcionaria le increpó a Peruzzo por qué había entrado sin permiso y, luego de escuchar el pedido del joven, “de un modo llamativamente cortante”, le dijo que hasta no recibir la respuesta al correo electrónico no podía darle el libro. “Yo le expliqué que muchas personas lo había retirado sin siquiera haber escrito ni fundamentado los motivos para obtenerlo”, recordó. Ella dijo que no sabía nada de eso y Peruzzo le solicitó si podía llevarme el libro; según cuenta -y dibuja- la funcionaria tenía “una pila enorme de ellos en uno de sus escritorios”. Incluso le sugirió que revisara los correos electrónico para comprobar que efectivamente Peruzzo había cumplido las condiciones para obtener la publicación. “Tampoco quiso, argumentando que ella no pertenece al departamento encargado de esa tarea”.
La conclusión es que Peruzzo se fue a su casa, sin el libro y con mucho enojo. Además de escribir un par de mails extras al MEC comentando la situación, se le ocurrió ilustrarla. El dibujante quiso aclarar que lo único ficticio en sus viñetas son las malas palabras, “el resto es fiel a la realidad”.
El fin de la historia
Hoy Nico descansa en las playas de Santa Teresa junto a su tabla de surf y un ejemplar de las historietas de Onetti, aunque su e-mail nunca fue respondido.
4 comentarios en la red:
A la frase final le agregaría "aún"; quién te dice que algún día le respondan el mail!
;-)
Algún día, cuando no tengan tanto "trabajo agobiante" le responderan.
Agrego, que el día 20 de diciembre en la feria Ideas+, en el Homenaje a Juan Carlos Onetti, Omar Prego y Angélica Petit, un una breve presentación, mostraron las historietas ganadoras. Hablaron mucho rato sobre el tema, y prometieron que habrá otra presentación, sobre Onetti, en la que van a exponer los ejemplares en pantalla grande.
Recuerdo que llamaron a los ganadores, pero nadie apareció.
Cuento esto, que es del 20 de diciembre, pero más vale tarde.
Saludos
La verda es que le dan ganas a uno de entrar al estilo Terminator en la estacion de policia y hacerles morder el polvo de su frustrada vida. Nadie que trabaje en el estado se da cuenta que en realidad son empleados de todos y no personas de estatus superior como se creen. Lo malo es que por creerse personas de estatus superior creen que deben trabajar menos.
Me parece que vos sos muy optimista Andrea... o muy sarcástica.
Ese e-mail jamás será respondido, me lo dice mi sentido arácnido.
Imposible Joker. La burrocracia SIEMPRE tiene mucho trabajo agobiante, ¡siempre!.
Ja, ja, ja, ja... debió ser divertido ver como llamaban a Renzo y a Rodolfo y ninguno apareció. Seguramente ese día no estarían ellos atendiento el puesto. Si hubiera estado Nico ese día, los prendía fuego con nafta.
Corto, esa escena es memorable. Me imagino a Nico rociando todo el MEC con nafta y luego mirar a la "babosa" a los ojos diciéndole: "hasta la vista baby", mientras le tirá un cigarrillo encendido. Fshhhhhhhh!!! (fin de la escena).
Pero Nico no te prende fuego literalmente hablando, el utiliza lápiz y papel.
Los empleados públicos son los hemoglobitos del Leviatán de Hobbes.
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